martes, 9 de septiembre de 2014

Vencejos





oigo sus chillidos en el cielo, no nos fijamos en éllos si no levantamos la vista, observo un grupo de vencejos, probablemente jóvenes, de tras de los adultos que enseñan a sus “aprendices” las artes de la caza en el aire. Su vuelo es rápido y zigzagueante en pos de insectos voladores “inexistentes” ante nuestra mirada de simples mamíferos apegados a la tierra. Sus cuerpos etéreos, parece que están hechos de nubes y de viento, si no fuera por ese color negro. Son apenas  una línea, ínfimos trazos,  semicirculos estrechos en el cielo. Apenas pesan, son todo plumas con una aerodinámica perfecta para el vuelo raudo tras sus presas escurridizas; casi no tienen patas-solo unas minúsculas y vestigiales ya que no necesitan la tierra, lo físico, casi para nada, solo para la imperiosa necesidad de perpetuar su especie en las estrechas ranuras del duro basalto de los riscos. Para dormir suben a lo más alto del firmamento y con el “piloto automático” giran y giran manteniéndose en una duermevela sanadora hasta que la claridad del día les avisa que miriadas de insectos invisibles y voladores vuelven a pulular por doquier en su espacio azul….


Vuelan vencejos
de tras de los insectos
entre las nubes



domingo, 7 de septiembre de 2014

Libélulas......





Libélulas:
 Me acerco a la orilla en silencio, de noche, para no ser descubierto por las aves que descansan después de pasar el día dándose un festín de invertebrados. El propósito es montar un escondite para seguir pasando desapercibido durante el día cuando la actividad se reanude a primeras horas; al acercarme al muro de contención de la charca, percibo un ruido constante que no logro identificar; como de aspas de un ventilador desvencijado y áspero……intrigado enciendo la linterna y me sorprenden multitud de luces minúsculas, de aspecto atornasolado, que desprende un inmenso tapiz formado por miles de libélulas que secan sus alas a la brisa aprovechando la nocturnidad y la ausencia de depredadores.
Están por doquier; saliendo de su medio acuático las larvas de libélula dejan el liquido elemento -que fue su cuna- para liberarse de sus quitinas estrechas y transmutarse en seres totalmente diferentes. Buscan una zona a la que trepar lentamente e iniciar su metamorfosis; un objeto en altura que las separe del agua….. una pared, una piedra, un arbusto seco ahogado por el agua y que ha aparecido de nuevo a la superficie …
¡¿Que hace que miles de insectos acuáticos y branquiales, al unísono, como un ejercito de autómatas, salgan del agua y alejándose  de la orilla se conviertan en seres alados?!.......  El lugar puede ser previsible, pero el tiempo - el día y la hora- es un misterio que no logro entender y por tanto me abandono al simple placer de ser testigo privilegiado, de un fenómeno natural fascinante.


Las libélulas
secando sus cuatro alas
es madrugada