martes, 20 de octubre de 2015

Liliputienses.....





 Fuera, en lo alto del bosque, luce un cielo azul brillante. El sol de las primeras horas de la mañana, cubre con una pátina dorada todo lo que encuentra en su camino hacia el cenit. Cuando entro en el pinar, esa sensación cambia de forma sutil, pero evidente; cruzo,  en apenas unos metros, la dorsal del Dragón Achinech y el frío de la ladera de umbría me envuelve.
Mis pasos, amortiguados por la pinocha mojada, apenas dejan eco por el camino. Me invade entonces, una sensación de soledad dulcemente aceptada, como  si me encontrara en otro mundo, si no fuera por unas voces humanas que me conectan con otra realidad.
Todo está mojado de la noche anterior; millones de gotas de agua – sin evaporarse aún- permanecen colgadas de las ramas de los brezos, de la acículas de los pinos y formando capas de rocío en las hojas emparejadas de la malfurada.
El suelo del bosque esta cubierto de pinocha, con una tonalidad rojiza producida por la humedad del ambiente….y de ahí, como por arte de magia, surgen – ladera arriba- miles de pequeñas setas color lechoso como si de una comunidad de casas liliputienses, se tratara…y mi mente se dispara ante la espectativa de descubrir a los pequeños gnomos que viven refugiados en los minúsculos tejados que forman las hongos….o tal vez visualizar, saliendo de la pinocha, a la little people …


Tierra mojada,
por entre la pinocha
asoman las setas.