lunes, 2 de mayo de 2016

Pastor de sueños









Se activa mi imaginario existencial en el aquí y ahora, y me proyecto en otras personas y formas que viven en mi mismo espacio-tiempo mientras intuyo la semilla de mi ser futuro.
Lo descubro por un camino tortuoso y accidentado; de caminar pausado, a la par del cansino andar de su viejo perro y en sus manos una lanza de cabrero, como si pastoreara sueños.
Me reconozco de inmediato, como si me viera a mi mismo con el paso del tiempo; sobre todo por su pelo largo y barbas blancas, etéreas  como la niebla cuando el sol le da al trasluz. A medida que se acerca, y ya en la corta distancia, me identifico con su trasfondo infantil y con el toque de locura de su porte; un ser que aunque de este mundo, tiene un pie en otra dimensión. Ojos soñadores como si hubieran visto ya un trozo del paraíso, con una sonrisa eterna, tal vez sabedor de que se puede ser feliz con casi nada, aceptándose – sin condiciones- a si mismo.


Camino abajo,
un hombre de barbas blancas
junto a su perro.

martes, 20 de octubre de 2015

Liliputienses.....





 Fuera, en lo alto del bosque, luce un cielo azul brillante. El sol de las primeras horas de la mañana, cubre con una pátina dorada todo lo que encuentra en su camino hacia el cenit. Cuando entro en el pinar, esa sensación cambia de forma sutil, pero evidente; cruzo,  en apenas unos metros, la dorsal del Dragón Achinech y el frío de la ladera de umbría me envuelve.
Mis pasos, amortiguados por la pinocha mojada, apenas dejan eco por el camino. Me invade entonces, una sensación de soledad dulcemente aceptada, como  si me encontrara en otro mundo, si no fuera por unas voces humanas que me conectan con otra realidad.
Todo está mojado de la noche anterior; millones de gotas de agua – sin evaporarse aún- permanecen colgadas de las ramas de los brezos, de la acículas de los pinos y formando capas de rocío en las hojas emparejadas de la malfurada.
El suelo del bosque esta cubierto de pinocha, con una tonalidad rojiza producida por la humedad del ambiente….y de ahí, como por arte de magia, surgen – ladera arriba- miles de pequeñas setas color lechoso como si de una comunidad de casas liliputienses, se tratara…y mi mente se dispara ante la espectativa de descubrir a los pequeños gnomos que viven refugiados en los minúsculos tejados que forman las hongos….o tal vez visualizar, saliendo de la pinocha, a la little people …


Tierra mojada,
por entre la pinocha
asoman las setas.


domingo, 16 de agosto de 2015

RÉQUIEM...



Se respira un extraño olor en el ambiente. Los sauces llorones acompañan, con el  suave ondular de sus ramas, remarcando la ausencia de algarabía en la pajarera de la azotea de enfrente, el pinzón azul en ese momento parece que para, por respeto, su estridente canto ; en la mitad de la plaza del pueblo, engalanada de fiesta, un grupo de personas lleva un ataúd en sus hombros, en silencio, como la bandada de palomas que sobrevuela la plaza en ese momento; las campanas doblan a muerte, cuando el ataúd entra en la iglesia…..Me invade un sentimiento de paz y de descanso mientras cesa en mi, toda lucha por existir....



 


Sauces llorones,
con la plaza de fiesta
doblan las campanas.

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL CÍRCULO DE LA VIDA.....



Dentro de un charco encontramos aquella maravilla de la causalidad dibujada en la superficie inmóvil del agua cubierta de polen, que utilizando este lienzo acuático, perpetúo los estertores últimos de una libélula que regresó a morir, al medio que la vio nacer…….principio y fin del circulo mágico y perecedero de la vida……





Dentro de un charco,
últimos estertores
de una libélula.

domingo, 2 de agosto de 2015

UN DIA MUY ESPECIAL.....




Fue un día muy especial - lo intuía desde que me desperté - flotaba en el ambiente un halo mágico, sutil e inesperado.
Horas más tarde una serie de fenómenos naturales inusuales me confirmaron que era así. A plena luz del día oigo, estupefacto, los reclamos lastimeros de un joven de búho chico llamando en solicitud de alimento; la primera vez que me ocurre en muchísimos años de campo. Cierro los ojos y dirigido por el sonido localizo la zona posible del dormidero, y lo descubro como una rama más del pino…..una verdadera iluminación cuando nuestros ojos se encontraron y ambos disimulábamos la realidad del encuentro; él con los ojos cerrados para no decantarse con sus ojos amarillos y yo observándolo al “rabillo del ojo” y medio cejado. En ese instante mágico desapareció la tierra de mis pies y el tiempo de mi reloj de bolsillo……..





Luz de la mañana,
en las ramos de un pino
¿quien me observa?.


domingo, 26 de julio de 2015

DENTRO DE UN CIRCULO.




Busco el sol y sobre todo su calor. Salgo de un bosque mixto y de la base de un risco, húmedo y frío, para estar “al calentito”. Me encuentro –sin proponérmelo- un claro del bosque con un suelo de pinocha bien mullido y me tiendo reconfortado sobre una manta ( para aislarme de las acículas punzantes de los pinos) coloco la cabeza en mi mochila -que utilizo como almohada- y disfruto del paisaje. 
Me rodean pinos canarios, brezos, vinátigos, jaras y afollaos en un maravilloso circulo aéreo de verde y silencio. Leo, sesteo, escribo, y -entre página y página- disfruto de la ingrávida bruma que pone una nota de misterio a mi soledad. 

Después de la vista, mi  sentido preferido es el oído con el que detecto a muchas criaturas invisibles, que medran escondidas entre el follaje. El canto de los pájaros, las moscas, las abejas, la fuente cantarina y secreta. Al centro del circulo y ocultos por la bruma, me llegan los reclamos de los pinzones, el “maullido” de la aguililla, los herrerillos en grupos familiares, las llamadas de los jóvenes de gavilán, que esperan solícitos el aporte de comida por parte de sus progenitores, el canto liquido del petirrojo……. Inmerso en un todo mágico que consuela mi alma, me convierto en un druida de largas barbas blancas…..




Entre la niebla,
las palomas cruzan
un claro del bosque.

miércoles, 29 de abril de 2015

UN PINZÓN ENJAULADO....







Dejo mi anterior centro de trabajo; era cómodo, hecho a mi mano y a la medida, construido con el sabor de la costumbre…..  para instalarme en un espacio más céntrico –para llegar más a la gente, me dijeron- una gran sala aséptica y perfecta, con un mobiliario homogéneo y gris; armarios blindados, desnudas paredes de pladur, ordenadores impersonales…..estreno un espacio  con olor a nuevo y sin alma …..así que, para enmendar tanta perfección:  y una vez instalado, dejo las puertas de los armarios de las sala abiertas, de par en par, para que el olor a viejo de los viejos libros se impregne en el ambiente. En días sucesivos habilito un rincón, bien estratégico, para la máquina del café y que su aroma mañanero enturbie tanta superficie blanca; incluso, para integrarme con el nuevo hábitat antrópico, sincronizo mi reloj de bolsillo con el reloj de la torre de la iglesia, que siempre va con un retraso de tres minutos y medio…….
En días sucesivos, y poco a poco, abro ventanas y contraventanas  para ir reconociendo los sonidos urbanos …. conversaciones multiétnicas, la sirena del colegio, el paso regular de las guaguas, los ladrido de los perros, el ambiente de los bares….  Pero, de sopetón y sin esperármelo, mi oído acostumbrado a la escucha en plena naturaleza, detecta un potente trino, agudo y casi estridente, que sobresale de una armoniosa algarabía de trinos virtuosos y líquidos,  y que me lleva en volandas a nuestros pinares resecos del sur, al olor a la pinocha, al codeso y el escobón, a los barrancos de basalto, a las fuentes perdidas……… es el canto de un Pinzón Azul…. prisionero, en una gran pajarera en un edificio contíguo…..