La luna
llena llega a su apogeo y poco a poco entra en el ataúd de la noche oscura para transformarse en luna nueva, y volver aparecer en el cielo, con sus cenizas de plata, en un ciclo sin fin. Ese cambio, capaz de mover mareas, pasa desapercibido para la gran mayoría
de los seres humanos que viven de espaldas a los sagrados ciclos de la
naturaleza -las “orejaras” no nos dejan mirar o otra cosa que no sea las ”luces
de neón”- ; pero de vez en cuando, sin saber porque, conectamos con hechos y circunstancias -dependiendo de nuestros
estados de conciencia- que nos llevan a vacíos sutiles sin espacio ni tiempo ,
a resquicios por donde entramos, por milésimas de segundo, para degustar el
elixir de lo sagrado.
La puerta
abatible por donde entramos a veces también, tiene dos hojas que se llaman: aquí y ahora , pero que se quedan en meras palabras si no
estamos con el cuerpo y el alma en sintonía. Entramos por las ventanas
sensoriales …la mirada, los olores, el sonido….el vuelo silencioso y níveo de
la coruja…..el olor embriagador del galán de noche…los cantos de los mirlos al
amanecer…..sutiles espacios de lo sagrado….
amanece
mientras me
ato las botas
cantos de
mirlo
Me vuelvo a topar con este haiku y me vuele a conmover. Como ya te dije en su día. Entre dos sucesos naturales, y tan bellos y sugerentes, algo tan prosaico como atarse las botas. Algo tan naturalmente humano. Tan bello. Me encanta además junto a esa foto tan directa, tan elegantemente poderosa.
ResponderEliminarUn abrazo grande