jueves, 23 de octubre de 2014

Esfinges del amor



ESFINGES DEL AMOR






Sobre la superficie verde del agua como en un terreno de cultivo acuático, en donde los surcos son sustituidos por las ondulaciones producidas por la brisa, las parejas de libélulas plantan sus semillas de continuidad.
En una coreografía de impecable sincronización, como esfinges impertérritas e ingrávidas en su zigzagueante vuelo, las parejas permanecen fuertemente unidas; cada macho, de intenso color rojo, prende, con los garfios del extremo de su largo abdomen,  la  cabeza de la hembra, amarillo-verdoso y en frenética danza copulatoria , vuelan de aquí para allá, por toda la extensión de la charca dispersando su carga.
Mas tarde, abandonados a su suerte, los minúsculos huevos se precipitan al fondo del sustrato limoso en donde eclosionarán en forma de temibles larvas depredadoras, que una vez desarrolladas buscarán la libertad en forma de oxígeno.

Las libélulas
 de aquí para allá
ponen sus huevos



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