A contraluz, perfilada su esbelta figura por un hilo dorado producido por el sol incipiente, la Garceta caza entre las vegetación seca que sobresale del agua. Con su largo y temible arpón, que maneja con delicada habilidad cirujana, pinza las larvas de libélula que se han encaramado a los tallos altos para completar su metamorfosis y, a los ejemplares que se han liberado ya de su cutícula opresora y secan sus alas, a contrarreloj, para escapar de lo sólido.
El agua, como si fuera un telón aún cerrado al espectáculo, empieza a producir candilejas inspiradas por el sol......
El agua, como si fuera un telón aún cerrado al espectáculo, empieza a producir candilejas inspiradas por el sol......
Una Garceta
cazando libélulas
destellos de luz
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