Dejo mi anterior centro de trabajo; era cómodo, hecho a mi
mano y a la medida, construido con el sabor de la costumbre….. para instalarme en un espacio más
céntrico –para llegar más a la gente, me dijeron- una gran sala aséptica y
perfecta, con un mobiliario homogéneo y gris; armarios blindados, desnudas
paredes de pladur, ordenadores impersonales…..estreno un espacio con olor a nuevo y sin alma …..así que,
para enmendar tanta perfección: y una vez instalado, dejo las puertas de los
armarios de las sala abiertas, de par en par, para que el olor a viejo de los
viejos libros se impregne en el ambiente. En días sucesivos habilito un rincón,
bien estratégico, para la máquina del café y que su aroma mañanero enturbie
tanta superficie blanca; incluso, para integrarme con el nuevo hábitat
antrópico, sincronizo mi reloj de bolsillo con el reloj de la torre de la
iglesia, que siempre va con un retraso de tres minutos y medio…….
En días sucesivos, y poco a poco, abro ventanas y
contraventanas para ir
reconociendo los sonidos urbanos …. conversaciones multiétnicas, la sirena del
colegio, el paso regular de las guaguas, los ladrido de los perros, el ambiente
de los bares…. Pero, de sopetón y
sin esperármelo, mi oído acostumbrado a la escucha en plena naturaleza, detecta
un potente trino, agudo y casi estridente, que sobresale de una armoniosa
algarabía de trinos virtuosos y líquidos,
y que me lleva en volandas a nuestros pinares resecos del sur, al olor a
la pinocha, al codeso y el escobón, a los barrancos de basalto, a las fuentes
perdidas……… es el canto de un Pinzón Azul…. prisionero, en una gran pajarera en
un edificio contíguo…..
Precioso relato señor de los pájaros :) Jaulas, trinos, palabras.... Quién es ese pinzón amigo mío, quién .... :)
ResponderEliminarUn abrazo grande
Me encanta este ha y me da pena el pajarito enjaulado.
ResponderEliminarMe encanta este ha y me da pena el pajarito enjaulado.
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