Libélulas:
Me acerco a la
orilla en silencio, de noche, para no ser descubierto por las aves que
descansan después de pasar el día dándose un festín de invertebrados. El
propósito es montar un escondite para seguir pasando desapercibido durante el
día cuando la actividad se reanude a primeras horas; al acercarme al muro de
contención de la charca, percibo un ruido constante que no logro identificar;
como de aspas de un ventilador desvencijado y áspero……intrigado enciendo la linterna
y me sorprenden multitud de luces minúsculas, de aspecto atornasolado, que
desprende un inmenso tapiz formado por miles de libélulas que secan sus alas a
la brisa aprovechando la nocturnidad y la ausencia de depredadores.
Están por doquier; saliendo de su medio acuático las larvas
de libélula dejan el liquido elemento -que fue su cuna- para liberarse de sus
quitinas estrechas y transmutarse en seres totalmente diferentes. Buscan una
zona a la que trepar lentamente e iniciar su metamorfosis; un objeto en altura
que las separe del agua….. una pared, una piedra, un arbusto seco ahogado por
el agua y que ha aparecido de nuevo a la superficie …
¡¿Que hace que miles de insectos acuáticos y branquiales, al
unísono, como un ejercito de autómatas, salgan del agua y alejándose de la orilla se conviertan en seres
alados?!....... El lugar puede ser
previsible, pero el tiempo - el día y la hora- es un misterio que no logro
entender y por tanto me abandono al simple placer de ser testigo privilegiado,
de un fenómeno natural fascinante.
secando sus cuatro alas
es madrugada
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