Como siempre -como tengo por costumbre desde hace tantos años- me dirijo en solitario a una cita con la naturaleza, los pájaros y la fotografía. Tengo tiempo y camino despacio, disfrutando del frescor de la madrugada, mientras voy por un bosque de pinos canarios y bajo las estrellas.....¡¿ se puede ser más feliz que estando en cuerpo y alma con la tierra y el cielo!? .....................................................
En plena oscuridad, solo veo a pocos metros en mi derredor, justo lo que ilumina mi frontal; sé que muchas criaturas de la noche me observan, hasta incluso los pinos, bajo el invisible sereno, parece que me saludan; el camino y mis pasos son viejos conocidos.... sus curvas, subidas, recovecos y bajadas salvadoras, me dan los buenos dias llevándome en volandas al punto de encuentro: un recóndito barranco en cuyo seno mana una pequeña fuente cantarina y donde van a beber los pájaros. Por el agua y la sombra, la temperatura baja unos grados con respecto al camino por el pinar pero ahora es de noche y el calor me da una tregua, no asi el esfuerzo de llevar veinte kilos de equipo; el cansancio (y los años) me obligan a parar unos minutos en unos sitios ya establecidos por mi ritmo......mientras mi cuerpo magullado toma un respiro, mi espríritu, a través de mis ojos, se escapa al cielo oscuro y cuajado de estrellas.
entre los pinos
caminando en silencio
la via láctea
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