No debo de estar muy bien de la cabeza; a medida que envejezco me estoy convirtiendo en una especie de Benjamin Button en el plano psicológico; en vez de hacer las cosas lógicas y previsibles de una persona mayor , más cerca ya de la tercera edad que de la madurez, y con sentido común , hago todo lo contrario...... mi mente es la de un niño que se mete en un escondite de un metro cúbico para observar y fotografíar la naturaleza.
Agosto. 4,00h. de la madrugada: toca el placer del desayuno y el olor al café; 5,00 h : empiezo la jornada desplazandome a un lugar aislado entre barrancos y pinares con el propósito de fotografiar rapaces. Hace cuarenta años que lo estoy haciendo y la emoción va in crecendo (primera alarma) / mientras voy en el coche paso por varios pueblos con calles deshabitadas y en relativo silencio y pienso que las personas normales estan en pleno sueño y me sonrio por que se que mi mente lógica me va a hacer la pregunta de siempre..."¿ a donde coño vas a estas horas?" jejejeje... la pregunta de siempre se va a quedar sin la respuesta de siempre porque se impone ese regusto agridulce producido por el binómio compuesto de libertar y la soledad aderezado de silencio.
6,30 h: ya estoy en el escondite, antes de amanecer, para que las aves, sobre todo las rapaces no me vean, no descubran la terrible figura humana a la que tienen un miedo ancestral. La clave es pasar desapercibido de su potente y escudriñadora mirada en una cercania imposible de diez metros.
El dia va aclarando, poco a poco, mi figura dentro del escondite se va definiendo; las mirillas colocadas de manera estratégica me van dando una infima información del exterior, el oido se agudiza más de lo normal....8,30 h no las oigo (segunda alarma) no es la primera vez que me quedo " a dos velas" doce horas sin hacer una foto...me entretengo mirando al exterior; el escondite esta al borde de un gran barranco, suspendido en el borde de un risco superalto asi que parece-es el efecto de estar observando a través de la mirilla- que estoy suspendido en el aire y me siento como una Aguillilla subiendo al espacio infinito con las térmicas ( otro sintoma del efecto Benjamin Button)
pasa la nube
abajo a lo lejos
aclara el día.
En el interior del escondite siempre hay algo que hacer....dormir, meditar, leer, escribir....pero siempre alerta porque la Dama de los cielos puede venir de un momento a otro. 9,45 h nada ufff (tercera alarma) pues nada, ¡¡¡¡hoy a apechugar!!!!....y me olvido del exterior mientras sigo los andares de un lagarto en el techo del escondite, mientras patrulla su territorio de un metro cuadrado en busca de algún insecto desprevenido.....
sobre mi choza
un lagarto saltarín
cazando moscas.
..y cuando te olvidadas, te rindes ante la evidencia de que éllas aparecen cuando les dá la real gana, y te dedicas a escribir, o a leer y/o a la simple observación de lo que te rodea....aparece con un sonoro reclamo que te estremece.
con un maullido
suspendido en el cielo
el ratonero.
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